La Habana, 8 oct (PL) La alta demanda mundial de alimentos y otros productos procedentes de la tierra, representa un peligro para los bosques por lo cual es una prioridad gestionarlos de forma sostenible y así preservar los beneficios que aportan al planeta.
Considerados como uno de los grandes proveedores de la naturaleza, desempeñan una función esencial en el ciclo del agua, conservación de los suelos, fijación del carbono, enriquecen la biodiversidad, y además, juegan un importante papel en la lucha contra el cambio climático.
Es por ello que la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alerta continuamente sobre su gestión sostenible, y promueve evitar la tala de sus árboles, y menos justificarlas bajo el principio de utilizarlas con fines agrícolas.
Un reciente estudio de la FAO muestra que entre las funciones productivas de los recursos forestales se encuentran su incidencia directa e indirecta en la seguridad alimentaria y la nutrición, pues son una fuente de alimentos, madera, bioenergía, plantas medicinales y muchos otros productos.
La investigación explica que anteriormente solo se evaluaba la producción de madera, pero actualmente el concepto contempla todo tipo de productos maderables y no maderables, desde listones para la construcción, forraje y leña, hasta alimentos como frutos, setas, plantas comestibles y otros.
Debido a la importancia de los bosques y sus árboles la FAO promueve continuamente el manejo forestal sostenible, es decir, su uso de una manera y a un ritmo que mantengan su biodiversidad, productividad, capacidad de regeneración, vitalidad y conservación de su potencial para el presente y el futuro.
Además, tienen importantes funciones ecológicas, económicas y sociales, a nivel local, nacional y mundial, pero siempre sin dañar a otros ecosistemas.
Recuerda el organismo internacional que cualquier pueblo cuyos medios de vida dependan en cierta medida de los bosques y los árboles, puede considerarse dependiente de los mismos.
En tal situación se encuentran millones de personas en el orbe, entre ellas, los pueblos originarios, pobladores rurales que viven en sus alrededores, los pequeños agricultores que cultivan árboles o gestionan fragmentos forestales y los empleados de empresas.
En la actualidad, los bosques almacenan cerca de la mitad de los depósitos terrestres de carbono del mundo y se estima que la deforestación y la degradación de los mismos causan cerca del 17,4 por ciento de las emisiones globales de gases con efecto invernadero.
Un bosque manejado de manera sostenible puede contribuir a la mitigación y la adaptación al cambio climático.
Aquellos países que aplican buenas prácticas forestales pueden definir sus objetivos nacionales, los cuales no deben poner en riesgo los requisitos económicos, sociales, culturales y ambientales.